Título: | Hipnosis para la salud y calidad de vida de personas mayores |
Autor: | Cernuda-Lago, Amador |
Fecha: | jul-2014 |
Editorial: | Psiquiatria.com |
Tipo de documento: | Comunicación congreso |
Resumen: | Aunque no hay un consenso claro de las utilidades de la hipnosis con personas mayores por nuestra experiencia hemos visto que es un herramienta útil para aliviar algunas dolencias típicas de la etapa, ayuda a elevar la autoestima, y a mantener la disciplina tanto para cuestiones de la vida cotidiana, como para facilitar la adhesión a los diferentes tratamientos que tienen que atender Técnicamente, no hemos constatado ningún problema con la inducción hipnótica que refieren algunos especialistas. Utilizando la técnica de levitación de mano, hemos podido trabajar estos estados a un nivel de profundidad suficiente y con resultados muy positivos de incremento de la autoestima, bienestar emocional, comodidad física y el aumento de la capacidad de control que aporta felicidad y sensación de independencia. Recomendamos la utilización de la hipnosis en este colectivo de edad, por las utilidades que conlleva, además de apoyar los tratamientos clínicos convencionales , y porque no plantea ninguna dificultad técnica, solo la necesaria paciencia que este colectivo de edad necesita especialmente. Hemos trabajado con hipnosis con un grupo de 37 ancianos con una media de edad de 75 años durante ocho meses, de los ancianos participantes un 73 % considera muy satisfactoria la experiencia. |
Descripción: | Trabajo presentado en: 15º Congreso Virtual de Psiquiatria.com. Interpsiquis 2014. Febrero 2014. |
URL persistente: | http://hdl.handle.net/10401/6553 |
Aparece en las colecciones: | Psicología Interpsiquis 2014. 15º Congreso Virtual de Psiquiatria.com |
Categoría: Alma/Corazón/Vida
MÚSICA
LAS VÍAS CEREBRALES DEL MIEDO Y DE LA RECOMPENSA ESTÁN ENTRELAZADAS
CIENTÍFICOS IDENTIFICAN EL MECANISMO DE LA INFLAMACIÓN DEL CEREBRO
LA PSICOTERAPIA PSICODINÁMICA NORMALIZA LA ACTIVIDAD DEL SISTEMA LÍMBICO CEREBRAL EN LA DEPRESIÓN
LOS RECUERDOS RESIDIRÍAN EN EL INTERIOR DE LAS NEURONAS Y NO EN SUS SINÁPSIS
Un nuevo hallazgo señala que los recuerdos pueden ser más duraderos de lo antes pensado y pone una piedra en el camino para algunos planes de tratamientos para el trastorno de estrés postraumático
9 de abril de 2015
Por Roni JacobsonHace más de una década se inició el estudio del propranolol como tratamiento del TEPT. Se pensaba que este fármaco impedía la formación de recuerdos a través del bloqueo de la producción de las proteínas que aseguran la retentiva a largo plazo. Por desgracia, la investigación no tardó en encontrarse con escollos: si no se administraba justo después del trauma, resultaba ineficaz.
En tiempo reciente, los investigadores han intentado eludir este problema: todo apunta a que, cuando alguien rememora un recuerdo, no solo se refuerza la conexión reactivada sino que permanece temporalmente expuesta al cambio, un proceso bautizado como reconsolidación de la memoria. La administración de propranolol durante ese intervalo (y teóricamente la terapia, la estimulación eléctrica y otros tipos de fármacos) permitiría bloquear la reconsolidación y acabar con la sinapsis en el acto.
La posibilidad de depurar recuerdos llamó la atención de David Glanzman, neurobiólogo de UCLA, que se dispuso a estudiar el proceso en Aplysia, una babosa marina empleada como modelo en neurociencia. Glanzman y su equipo propinaron pequeñas descargas eléctricas a ejemplares de Aplysia, creando un recuerdo del evento en forma de nuevas sinapsis en el cerebro. Acto seguido, transfirieron las neuronas del molusco a una placa de Petri, desencadenaron químicamente el recuerdo de las descargas y, justo después, aplicaron una dosis de propranolol.
En un principio el fármaco pareció confirmar lo que se sabía y eliminó la conexión sináptica, pero cuando las células quedaron expuestas al recuerdo de las descargas, este revivió con toda intensidad en 48 horas. «Se había restablecido plenamente», explica Glanzman. «Y eso significa que la memoria no se almacena en las sinapsis». Los resultados han sido publicados en la revista de acceso abierto eLife.
Si la memoria no radica en las sinapsis, ¿dónde entonces? Un examen más atento de las neuronas reveló que, aun después de eliminar las sinapsis, los cambios moleculares y químicos persistían después de la descarga inicial en el interior de la neurona. El engrama, o huella mnemónica, podría quedar conservado por esos cambios permanentes. Otra explicación lo situaría codificado en modificaciones del ADN celular que alterarían la expresión de genes concretos. Glanzman y otros se inclinan por esta última idea.
Eric R. Kandel, neurocientífico de la Universidad de Columbia y premio nóbel de fisiología y medicina en el año 2000 por sus trabajos sobre la memoria, advierte de que los resultados se observaron en las primeras 48 horas posteriores al tratamiento, momento en que la consolidación todavía es sensible.
Pese a ser preliminares, los resultados sugieren que el consumo de pastillas quizá no ayude a las personas con TEPT, pues no borrarían los recuerdos dolorosos. «Si hace dos años me hubieran preguntado si se podría tratar la TEPT con bloqueo farmacológico, habría respondido que sí, pero que aún tardaría», dice Glanzman. En el lado positivo, añade, la idea de que los recuerdos persisten arraigados en las neuronas suscita nuevas esperanzas para otra enfermedad ligada a la memoria, el alzhéimer.
Fuente:
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MARGARITA DURAS : EL AMOR, EL SEXO,LA LOCURA Y LA MUERTE
Literatura
Marguerite Duras: el amor, el sexo, la locura y la muerte
Antón Castro|21/08/2014 a las 06:00
16 abril, 2015
La autora de ‘El amante’ o ‘El arrebato de Lol V. Stein’ habría cumplido un siglo en 2014. Escribió del amor, del dolor, de la enfermedad, de la muerte, de la locura, y de los instantes felices de la vida. Amó a varios hombres. Fue ensayista, dramaturga, guionista y una gran novelista
Marguerite Duras (1914-1996) se bebió la escritura a tragos. Escribir era vivir y morir y resucitar a la vez. Escribir era enfrentarse a sus demonios y extirparlos para dejarlos al sol y al viento, en el corazón del papel. Escribir para ella era recordar, ahondar en los abismos de la memoria, enfrentarse al dolor y a la pérdida. Escribir era una misión, un mandato, una tentativa infinita. «Escribir: es lo único que llenaba mi vida y la hechizaba. Lo he hecho. La escritura nunca me ha abandonado», dijo. Y en ese cometido, que desarrolló con energía, logró lo mejor de sí misma: edificó, sombra a sombra, desgarro a desgarro, con placer y felicidad también, un universo literario que quizá sea el más importante y el más moderno de las letras francesas del siglo XX.
Marguerite Duras, que nació hace un siglo en Gia Dinh, cerca de Saigón, en la actual Vietnam del Sur, es una de las cinco grandes escritoras de Francia con Marguerite Yourcenar, Simone de Beauvoir, Nathalie Sarraute y Françoise Sagan. Todas muy distintas y complementarias. Y quizá, en el fondo, ninguna tan desesperada como ella. Tan radical. Tan próxima al amor, la muerte, la locura, la enfermedad y el sexo. Ella siempre consideró capital el sexo:reivindicó una y otra vez el derecho al goce, al orgasmo, al cuerpo. Menuda, levantisca, indomable, a veces fue una mujer volcán, moderna, atrabiliaria, inteligente, capaz de escribir como a navajazos, con una frase cortante y seca. Con espasmos. O fogonazos de luz contra la noche. Practicó un estilo sincopado de frase corta, rasgada e intensa, con capacidad para alertar o demoler.
Su propia vida es la materia central de sus libros y de algunas de sus películas. En su niñez fue como una vagabunda subyugada por la soledad, el lodo y la lluvia, como contó en ‘Un dique contra el Pacífico’ (1950). Su padre, profesor de matemáticas, tuvo que marcharse a Francia y moriría pronto: quería habilitar una casa para toda la familia en la villa de Duras. De ahí el nombre de su hija escritora, que tenía otros cuatro hermanos. Dos de ellos eran antagónicos: Pierre parecía el demonio y Paul fue como un ángel fugaz; tenían una relación cómplice, casi incestuosa. Marguerite diría, enigmáticamente, que con Paul había vivido el amor total.
Más tarde, no se sabe bien si estimulada por su madre, que braceaba contra la adversidad, o por los azares de la vida, conoció a su amante chino, con quien descubrió la sexualidad, la fantasía; se asomó de golpe al deseo con la ansiedad de una madurez precipitada. Para entonces ya le había dicho a su madre que quería ser escritora. Se lo dijo a los 15 años. Ese relato del amante maduro, intenso y turbador, estaría como oculto en su cabeza. O estaría ahí, apresado, larvándose con las hojas y las imágenes del recuerdo, esperando ser contado: cuando escribió la novela ‘El amante’ (1984), se vivió todo un estremecimiento literario. Marguerite Duras exponía su verdad, su fuerza, la riqueza de su trastienda personal de fábulas turbulentas. ‘El amante’ fue como una consagración: la novela la llevó al cine Jean Jacques Annaud.
Celos y desamor
Para ese momento, ya habían pasado muchas cosas en la existencia de Duras: había estado casada dos veces, con Roger Antelme, que sufrió los excesos del nazismo y ella esperó día y noche, asomada a la ventana, bebida y desvelada, su regreso. Y con Dionys Mascalo, con quien tuvo un hijo. Con ambos vivió poco tiempo, aunque aprendió mucho. También vivió una dolorosa relación con Gérard Jarlot; dada su condición de seductor, le descubrió otro acento del dolor para su corazón y su cabeza: el diablo de los celos. Ese asunto aparecerá en una de mejores novelas: ‘El arrebato de Lol V. Stein’, que habla de una mujer enamorada locamente a la que desatiende el objeto de su amor. Y se queda en un puro naufragio. Otro libro especialmente sugerente es ‘Emily L’ y con él habría que citar otros títulos como ‘Escribir’, ‘El dolor’, ‘Destruir, dice’, ‘India Song’, ‘La impudicia’, ‘El caballero sentado en el pasillo’, ‘El mal de la muerte’ o ‘El amante de la China del norte’, una ampliación de su famosa novela que redactó al enterarse de la muerte de su pasado amor.
Marguerite dirigió y escribió guiones de cine. Redactó los suyos y adaptó textos de Jorge Semprún. Su libreto más conocido es también el más onírico: el de ‘Hiroshima mon amour’ (1959), que llevó al cine Alain Resnais. Pasó por épocas terrible de alcoholismo y de autodestrucción. Intentó suicidarse en alguna ocasión. Finalmente, se cruzó en su camino el joven Yann Andrea Steiner (1952-2014), que ha muerto hace unos días. Él, homosexual, se quedó fascinado por su personalidad, por su prosa, por su indolencia, quizá por su leyenda. Le escribió durante dos (otros dicen que cinco) años, diariamente, pero apenas recibió respuesta; cuando él se dio por vencido, ella le pidió que la fuese a ver. Así lo hizo y vivieron juntos hasta la muerte de Marguerite Duras, que le rindió un homenaje de amor y ternura en ‘Ojos verdes, pelo negro’, donde narra el relato de un hombre y una mujer que se citan cada noche en un cuarto frente al mar: no hay deseo. Él la quiere a su lado para que le ayude a conjurar el miedo y para que lo salve de la muerte. Ella le dijo poco antes de morir, en 1996: «Usted no es nada sin mí».
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DARK WATER
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El ingrediente que olvidamos contra el dolor: cómo la risa evita el sufrimiento
ASÍ TRABAJA EL HUMOR EN LOS HOSPITALES
“Un paciente vino a mi consulta diciendo que tenía una hernia de disco”, explicaba a Sinc Roberto Brioschi, psicólogo jefe del Departamento de Dolor y Medicina Psicosomática de la clínica Bad Zurzach (Suiza) en el Congreso Pain in Europe celebrado en 2013 en Florencia. “Le pregunté si sabía qué era una hernia de disco y me contestó que un hueso roto”, continuaba, sarcástico, Brioschi. “¿Debía corregirle?”.
El psicólogo acabó describiendo cómo, finalmente, colocó un palo de escoba en la espalda del enfermo y le dijo que se doblara, al tiempo que le mostraba una réplica de un esqueleto humano, explicándole de esta forma poco ortodoxa la fisionomía de la columna vertebral y los efectos que en ella causa la patología.
‘Cuando los pacientes acuden a nosotros ya conocen a todos los médicos, hospitales y tratamientos’, dice Heinz Meier, más conocido como Pello The ClownSegún Brioschi, la actitud del experto a la hora de lidiar con los problemas del paciente determina la evolución del tratamiento. “La medicación es importante pero hay que hablar con las personas –explica a Lucía Caballero de Sinc–. Si el facultativo le dice únicamente ‘vale, tómate estas pastillas’ algo no funciona, el enfermo pensará que ha acudido al sitio equivocado”.
El centro suizo donde trabaja ofrece tratamientos que incluyen terapias conductuales basadas en el humor. “Cuando los pacientes acuden a nosotros ya conocen a todos los médicos, todos los hospitales y todos los tratamientos”, comenta a Sinc Heinz Meier, más conocido como Pello The Clown, un suizo de melena blanca y sonrisa traviesa que trabaja en la clínica como payaso.
El lado más serio del humor
En su página web, Meier afirma que sus shows no solo buscan entretener y divertir, sino que en su carrera artística considera también el “lado serio del humor”. El payaso hace alusión a las evidencias científicas que existen acerca del efecto positivo que la risa tiene en la salud y el bienestar, así como a la importancia de integrarla en “la práctica clínica, terapéutica y en el ámbito psicosocial”.
“Es fundamental abordar el componente emocional y cognitivo del dolor”, asegura Rafael Maldonado, investigador en Neurofarmacología de la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Las personas que padecen algún tipo de dolencia crónica son más proclives a sufrir depresiones debido la dificultad de lidiar con una compleja enfermedad que afecta a todos los ámbitos de su vida.
El humor puede ser utilizado como una terapia para controlar el dolor y aumentar el nivel de tolerancia al sufrimientoEn el caso de los pacientes con migraña, la probabilidad de sufrir este tipo de trastornos es el doble que en individuos sanos, según concluye un estudio publicado en la revista Depression Research and Treatment. Estos datos “cada vez se tienen más en cuenta y es algo en lo que insistimos mucho los que trabajamos en este campo”, concluye Maldonado.
Existen varias hipótesis acerca de por qué el humor resulta saludable. Una posible explicación es que relaja los músculos, aunque este efecto fisiológico aún no se ha logrado demostrar fehacientemente. Otras corrientes apuntan a que la risa estimula la segregación de sustancias opioides endógenas, es decir, de endorfinas, cuyo efecto sedante reduciría la sensación dolorosa.
Por ello, “el humor puede ser utilizado como una terapia para controlar el dolor y aumentar el nivel de tolerancia al sufrimiento”, afirma Willibald Ruch, psicólogo e investigador de la Universidad de Zúrich.
A pesar de estas conclusiones, las terapias cognitivas no son suficientes. “Cuando se trata de un cuadro grave sin duda hay que utilizar fármacos que lo alivien”, recalca Maldonado.
Sin embargo, el investigador admite que en esa sensación tan compleja que es el dolor, “la integración e interpretación de los estímulos posiblemente desempeñan un papel más importante que la intensidad de la señal dolorosa, cuantitativamente hablando”.
Día internacional del voluntariado, 5 de diciembre
Echar el freno al sufrimiento
Los impulsos se transmiten directamente a la médula espinal y después se envían al cerebro, donde la señal se comunica primeramente al tálamo. “De ahí va al sistema límbico, donde se le da todo el componente emocional y, por último, viaja hasta el córtex, donde el dolor adquiere una connotación intrínseca”, afirma Maldonado.
El investigador explica todo el proceso con un ejemplo: “Cuando tú te quemas el tálamo te dice ‘oye, que te has quemado’. Si llevas con las molestias varios días, el sistema límbico le dará un sentido negativo a esta sensación y, finalmente, el córtex aportará el componente racional y te indicará el tipo de dolor que sufres”.
Aunque no basta para paliar los síntomas, la risa puede ayudar a los tratamientos farmacológicos y aumentar la tolerancia al sufrimientoEs también en estas tres franjas donde la risa ejerce una mayor influencia fisiológica. Según un estudio publicado en la revista Cerebral Cortex, el análisis de las resonancias magnéticas tanto de sujetos a los que se les hizo cosquillas, como de aquellos a los que se les pidió que se rieran voluntariamente, reveló que la actividad cerebral de estas zonas aumentaba significativamente.
Las áreas afectadas por las señales dolorosas marcan las pautas que pueden utilizarse para el alivio. “Lo más simple es estimular mecánicamente la zona afectada mediante frotamiento, con lo que interferiríamos en la sensación dolorosa a nivel medular”, indica Maldonado.
Otra manera es activar el sistema inhibidor descendente que se pone en marcha debido a las señales colaterales enviadas cuando se excitan los receptores del dolor: “Todo aquello que active este sistema endógeno de analgesia resulta calmante. Hay muchas formas de ponerlo en marcha mediante fármacos”.
Por otro lado, cualquier tipo de distracción actuará a nivel del córtex. “Si tienes la mente en blanco, el estímulo doloroso predomina, y entonces olvídate del resto porque su papel será el más importante”, continúa el médico.
“Es en el nivel del sistema límbico donde actúa el humor”. Esta es la causa fundamental por la que es necesario que el paciente se encuentre en un estado emocional adecuado para poder controlar sus sensaciones.
Ante un cuadro de dolor crónico, “lo peor para inhibir el dolor es que el paciente sufra estrés o ansiedad, o que esté en una situación en la que no tenga ningún otro estímulo ni físico ni mental”, expone el investigador español.
Ruch y sus colegas aseguran en sus estudios que aún quedan muchas preguntas sin resolver acerca de los mecanismos biológicos subyacentes o la influencia del sentido del humor propio de cada paciente. Sin embargo, su efecto positivo es claro.
Aunque las terapias cognitivas no bastan para paliar los síntomas, películas, palos de escoba o simplemente las palabras adecuadas pueden ayudar a los tratamientos farmacológicos a transformar una mueca dolorosa en una sonrisa.
Fuente que utilizo: http://www.elconfidencial.com